La fiesta de los toros no es un espectáculo al uso, su grandeza radica en ser un trance entre la vida y la muerte.

lunes, 28 de octubre de 2013

Jornadas taurinas de la Asociación Cultural Taurina Luis Olmo de Vilches

La Asociación Cultural Taurina Luis Olmo de Vilches, tiene el placer de invitarle a sus 5ª jornadas culturales que se celebrarán los días 23 y 30 de Noviembre a las 19:30 en la sede de nuestra peña sita en la calle Molera nº 5.

JORNADAS TAURINAS 2013.

Sábado 23 de noviembre.
“JOVENES GANADEROS”. 
Ramón Gutiérrez Molina (Ganadería “Navalrosal”. Encaste Núñez-Villamarta. Llerena –Badajoz-).
Pedro Luis García La Rubia (Ganadería “Alfredo García Merchante”. Encaste Osborne-Marqués de Domecq. Baños de la Encina –Jaén-). 
Sábado 30 de noviembre. 
“UNA GENERACION DE ORO EN JAEN”
David Gil (matador de toros). 
Sebastián Córdoba (Matador de toros). 
Pepín Rubio (Novillero con picadores).

Las tertulias serán dirigidas por Don Luis Miguel Parrado ( de 6 toros 6)

jueves, 17 de octubre de 2013

LOS MAS JOVENES CON LA TAUROMAQUIA

Toreo de salón en la feria de Jaén
Esta tarde ha tenido lugar en la Caseta  de la Virgen de La Amargura una clase práctica de toreo de salón e introducción a la Tauromaquia de la mano del matador de toros jiennense Alberto Lamelas. También han estado presentes alumnos de la Escuela Cultural de Tauromaquia de Jaén, socios de la Peña Taurina Infantil “El Torito” y una gran cantidad de aficionados que no han dudado a la hora de coger los trastos y dar unos lances.

Se trata de una actividad cultural organizada por RB Producciones Taurinas con motivo de la Feria Taurina de San Lucas. 

lunes, 7 de octubre de 2013

Adolfos para después de una guerra

José Ramón Márquez 

No hubo nada que me sacase ayer sábado del firme convencimiento de no ir a Las Ventas. Ahí en ese cajoncito estaba el boleto y ahí se quedó muerto de risa para que la basura lisarnasiana del Puerto que Dios confunda y los tres pobrecillos que se anunciaban con ella no me fuesen a sacar del sueño, del estado de gracia, de la faena de El Cid del viernes. 

Hoy, domingo, final de esta inolvidable feria en la que por unos minutos volvió el toreo a manifestarse en la vieja monumental, no se podía fallar a la llamada de una ganadería respetable y de los toreros que se han anunciado con ella. Eso mismo debieron pensar muchos, pues la plaza registraba un llenazo que daba gusto verla, para que se chinche el Frodo de Velilla, que no es capaz de llenar ni en Villaberzas de la Alfalfa, por más que le lleven cantando los cerreuves de turno lo bueno que es, desde hace más de veinte años.

Corrida de toros de Adolfo Martín, lo que se dice una corrida de toros con lo que eso conlleva, particularmente el miedo que debe dar estar enfrente de ellos armado con un trapo encarnado; con esas miradas que echan, que sólo con la manera de mirar ya te dejan petrificado, con esos ojos huecos y achinados. Y luego, el comportamiento, que ahí estaban para hacerles a cada uno sus cosas, digo yo.  Desde luego no eran toros para clavar el mentón en el esternón y ponerse a morantearlos, que eso es lo que tiene el toro a diferencia de la mona Chita, que entre el miedo que meten y lo inciertos que son no acaban de dar pie para que los del postizo se confíen y se tomen esas libertades, esas morantiñerías que  se suelen tomar con las bolitas de sebo. Es que hay toros que tienen algo que te obliga a tratarlos con respeto, como a los catedráticos de hace muchos lustros.

La corrida salió como tuvo que salir: íntegra, seria, bien presentada. Luego, el comportamiento de cada uno de ellos es la gran incógnita sobre la que deben trabajar su éxito los matadores, que para eso se llevan entrenando desde que les salieron las muelas. Imaginemos a un pianista que en un concierto echa a perder el aria de las Variaciones Goldberg porque él sólo toca con pianos de Steinway & Sons y los Yamaha le suenan a contraestilo. Pues esto es lo mismo solo que el instrumento da cornás. El toro es -debería ser- un enigma desde que sale del chiquero y la experiencia y las horas de entrenamiento del matador deberían servir para calibrar las condiciones del animal y para ver la manera de extraerle lo que se pueda. Eso es, justamente, lo que hizo Ferrera con su segundo, Madroñito, número 8, que es un toro que a base de estar con él, incluso del juego del largo tercio de banderillas, fue puliendo su inicial brusquedad y sacando una boyantía que en ningún momento había demostrado. Con ese toro Ferrera dio una buena lección de lo que es un torero asolerado, sin prisas, como aquel que dice un torero que ya está un poco al margen de la vorágine del día a día y que, al cabo de tantos años, cree en sí mismo. Hay un par o tres de detalles de mucho valor, como cuando se va a los medios a recibir con un oficio impecable a ese toro, o cuando se queda con él sujetándole en los medios a un palmo de distancia mientras el penco va a su sitio, o una espeluznante chicuelina, todo improvisación, cuando el toro sale de naja, huyendo del castigo del de la lanza, o unos suavísimos derechazos sin la ayuda en el 10, que pudieron traer la evocación de otro Juan Mora otoñal. Los ignorantes dirán que era cosa del toro, pero yo más bien creo que ese toro lo labró el torero, porque me da la impresión de que todo lo que le hizo se lo hizo bien, es decir, de manera adecuada al interés que él perseguía. A la muerte de este toro se manifestó una extraordinaria división de opiniones, fortísima división entre los que decían ‘oreja si’ y los de ‘oreja no’. A mí las orejas ésas me importan un bledo. Ya podían quitar esa birria de galardón. En su primero, Escribiente, número 71, un imponente cárdeno, puso un par de banderillas por los adentros de grandísima exposición.

Si Fandiño se hubiese adaptado a las condiciones de su segundo toro, Madroño, número 86, se habría ido a él con decisión, con la muleta en la izquierda y el estoque de verdad y, sin probaturas, le habría arrancado las tres series que tenía el bicho para luego echarle al suelo con una estocada hasta la gamuza. Bien al contrario, le toqueteó, le colocó así o asado, le intentó torear por la derecha, y cuando echó cuentas de que el pitón era el izquierdo y las arrancadas doce, ya era tarde. En su primero, Murciano, número 95, estuvo buscando la rectitud en el cite y la verdad, que ya nos hubiese gustado verle con esos argumentos el otro día frente al de Victoriano del Río. Ahí se vio al mejor Fandiño de sus dos tardes en la feria de otoño, firme, solvente y comprometido, en la línea que siempre debería practicar.

Castaño trajo dos espectáculos: el bueno el de su cuadrilla; el malo, el del mitin con la espada. Imponente la seriedad del quinto, el cárdeno Carpintero, número 56, e impresionante lo que tragó Castaño con ese toro. Lástima que lo matase de tan fea manera.

En resumen, una interesantísima y entretenida tarde de toros, en la que también destacó la cuadrilla de Fandiño, y en la que se cortó la coleta Roberto Bermejo. Tarde variada y llena de cosas, que a los que  van a los toros a buscar sólo el barbilleo y el postureo les debe haber dejado con muy mal sabor de boca.

Publicado en: (http://salmonetesyanonosquedan.blogspot.com.es/2013/10/adolfos-para-despues-de-una-guerra.html)

jueves, 3 de octubre de 2013

RB PRODUCCIONES TAURINAS PRESENTA SAN LUCAS

Mañana viernes 4 a las 13.00 horas en el Salón de actos del Patronato de Asuntos Sociales, ubicado en la calle Cerón (Jaén), RB Producciones Taurinas presentará los carteles que compondrán la Feria Taurina de San Lucas 2013 así como las actividades Culturales ligadas al mundo de los toros programadas.

martes, 1 de octubre de 2013

 

Un puyazo como bravo, el segundo con dudas y el tercero sólo para los que son.

 
 Hasta un manso puede tomar una vara de lejos, pero no le vamos a indultar por eso, ¿no? Démosles tiempo para que canten la gallina, que si tienen mala condición, acabarán dando el cante.

 



Ya se ha acabado todo este enredo, esta trampa o esta esperanza de los encastes minoritarios y la novillada concurso. No voy a entrar a analizar lo que ha pasado en todas estas tardes, aparte de que empezamos con unos calores sofocantes y hemos acabado pidiendo la hora vencidos por el frío. Ya he mostrado en más de una ocasión mi disconformidad con esto de los encastes minoritarios; la UCTL y este grupo de ganaderos definitivamente han entregado la cuchara, han aceptado el que les pongan en el rincón de pensar, apartados, más bien arrinconados, para que piensen en el pecado que arrastran por no criar los borregos al uso. Con tal de vender una corrida, algunos incluso han admitido su derrota. Lo que toda la vida han sido toros de lidia, variedad de encastes y vigor de la Fiesta, han pasado a ser la vergüenza del que cría algo que no puede optar a ser anunciado en todas las ferias. Han querido hacernos tragar eso de la pureza, como si hace doscientos años se hubieran encontrado tantas vacadas de toros como encastes o familias hay en este momento y nos los han traído tal cual eran, hasta los inicios del siglo XXI, en que otros han decidido de forma unilateral y sin contar con el aficionado, que eso ya no vale para nada. ¡Qué esto es puro oiga! Entonces al zoo de viejos dinosaurios o al ciclo de encastes minoritarios de Madrid, ese paredón con forma serial dominguero, en que se debe evidenciar que no hay más toro que el de Domecq, quizá Núñez y poco más, lo justo para servir de coartada a algunos y decir que matan corridas de todas las procedencias.
Hemos visto en Madrid una de Prieto de la Cal y Concha y Sierra muchísimo mejor de lo esperado, si contamos que las expectativas eran que el ganado fueran marmolillos sin fuerza, mansos y sin lidia posible, que es como afirmar que no hay canciones para ciertos idiomas, también minoritarios. Mejor resultaron los de Villamarta, aunque no lidiaron la corrida al completo y los de don Aurelio, como se habían hartado proclamando la bastardía de su linaje, no entraban en la pelea; por esta razón, su impureza de linaje, los aficionados miraban a los del señor Hernando, de reojo, con displicencia, como un marqués mira a los hijos del jardinero, sin caer en la cuenta del gran parecido que tienen con los herederos de su marquesado. No podemos decir que hayamos gozado de una galerna de bravura, casta y poder, pero una cosa ha quedado muy clara, estas ganaderías, incluida la imp
ropia, han demostrado que no están por debajo de ninguna de las comerciales, que con más genio que casta, que no debía estar invitada a estos fastos, algunas tardes ha habido menos sopor y molicie que otros días de gran expectación, que ha habido hasta instantes de cierta emoción, paro tampoco nos creamos lo que no es, y que han quedado retratados todos los señores novilleros, con sus cuadrillas al completo, al dejar claras y notorias evidencias de que les apartan del carretón y no saben cómo se resuelven estas papeletas minoritarias. Que nadie se asuste, que así haciendo memoria, creo que no ha salido ningún barrabás, simplemente no se adaptaban a eso de picotazo, pase, pase, pase, pase… A nada que notaban un poquito el sabor del picante, ya estaban despendolados sin saber para donde tirar, sin que esto recordara tan siquiera al tabasco o la guindilla. Si acaso a los sobres de mostaza que dan con las hamburguesas en los bares de carretera.

Como fin de fiesta, la corrida de novillos concurso de ganaderías, Gracilianos, Vega Villar, Saltillo, Martínez- Jijón, Gamero Cívico y Coquillas. No ha sido una corrida buena, quizá se han desaprovechados algunos gracias a las lidias infames de los coletudos, de los cuales, alguno se ha permitido el lujo de pedir el cambio al segundo puyazo. Deberían estar tan en su mundo, que ni se enteraban de lo que pasaba en la plaza. Les ponen el libro delante de las narices y no aprenden ni a coscorrones. Tienen tan aprendido eso de dos picotazos y cambio, como tanta gente, que se piensan que con dos entradas al caballo ya se ve suficientemente bien al toro. El de Juan Luis Fraile, Graciliano, ha ido tres veces al caballo, ha empujado, aunque con la cara arriba, pero en la tercera vara, desde más lejos, ha acabado metiendo el hocico debajo del peto, pero en cambio, aunque era un toro para estar bien con él, antes había que limar las complicaciones que presentaba. Son las cosas del toro. Pero si algún fiel a la Tauromaquia 2.0 y posteriores se encontraba por allí, tuvo que pensar que un mal diabólico se cernía sobre el Vega-Villar, que recordaba más a aquellos impresionantes corralones de don Luciano Cobaleda, que a los supervivientes de Sánchez Cobaleda. Salió el toro que se comía los trapos, seguía a los que se paseaban alegre y despreocupadamente por el callejón, se quedaba con el espectador que estornudara a destiempo y junto con su impresionante presencia, los aficionados ya se frotaban las manos, ¡un toro bravo! Le pusieron de largo al caballo, se arrancó con prontitud y alegría, se empleo aceptablemente bajo el peto, pero cuidado, cabeceaba mientras le arreaban un puyazo en medio de los lomos. Le sacaron y le llevaron aún a mayor distancia, de nuevo se arrancó con alegría, el que según los cánones actuales, era un toro de indulto. Pero ¡amigo! el toro de lidia, cuando no es un borrego criado como tal borrego, es caprichoso e impredecible. Llegó a su destino con un galopar que daba gusto verlo y ¡Aúpa! Cómo brincaba con solo notar el palo rozándole el morrillo. Salió a escape en dirección a toriles, a ver si alguien le abría la puerta para marcharse de copas a Chicote. Pero, ¿no era un bravo de indulto? Pues si lo era, lo disimulaba a la perfección. Cantó la gallina tal y como lo describen en los tratados de la más profunda mansedumbre. Y a partir de ahí se dolió con descaro en banderillas, se defendía en la muleta, entrando con mucha incertidumbre a los cites. Aquel que diez minutos antes se merendaba las telas. ¡Qué cosas! El fiel de la modernidad debía estar perplejo, aunque, ¿quién sabe? igual se paró a pensar sobre lo sucedido y llegó a la conclusión de que la uniformidad pretendida no es aconsejable. Pero esta variedad y esta riqueza de matices que se mostró durante el festejo, alcanzó una nueva dimensión con el que cerraba plaza, un ejemplar de Coquilla, que quizá pudiera ser considerado el más completo, pero sin destacar especialmente en nada, pues en el caballo sólo se arrancó una vez con alegría, en el tercer viaje, buscando con ansia el caballo, pero las otras tres que le hicieron ir se iba acercando poco a poco, tardeó un mundo, quizá porque no acaba de ver claro eso de que se le picara, especialmente con tanto desacierto como lo hizo el pica que le tocó en suerte. Luego se paró un poco en banderillas y en la muleta, los trallazos y ausencia total de temple no nos permitieron verle dar más de sí. He puesto tres ejemplos, uno parecía que tenía algo de bravo, sin volverse loco, otro lo parecía pero estaba en el polo opuesto a lo que se entiende por bravo y otro, que podría dar la idea de que lo era, tampoco lo era tanto. Los de luces, como todos los que nos han visitado el mes de siempre y los del resto de la novillería, dejaron claro que no saben torear, no tienen ni idea de qué es torear, ni lidiar, ni ven al toro, ni lo entienden, todo es dar pases, muchos pases, pases de van y viene, sin molestar y esa idea de faena no cuadra con ciertos hierros, los de los propietarios de muchas ganaderías, ganaderías pertenecientes a la UCTL, que han sucumbido y rendido sus armas a la modernidad y han aceptado su fracaso, con tal de vender una corridita al año en Madrid. Pero demos el ciclo como bien empleado si al menos algunos se han dado cuenta de que cualquier toro puede tomar un puyazo como bravo, que en el segundo pueden aparecer  dudas y que el tercero sólo lo toman los que lo son de verdad.



Enrique Martin.