Querido Iván, aún
recuerdo como si fuese ayer el agosto del 2014, cuando estabas en la cima del
escalafón, toreaste en mi plaza, en la Feria de San Agustín, aquí en mi
Linares. Había una gran expectación por verte y no fallaste. Yo desgraciadamente
no pude ver ninguna de tus dos faenas y ver cómo paseabas aquellos tres trofeos
conseguidos a ley a pesar de estar a
escasos metros de ti, en lo que hoy en día es mi casa... ¡La Taberna
Taurina Peña Paco Moreno! Sentí mucho no poder estar presente en el
coso de Santa Margarita aquella tarde, pero bueno, el trabajo es lo primero
como estuvimos hablando tú y yo aquella mañana. Pero mi sorpresa fue mayúscula
cuando al terminar la corrida mi pequeña María acudió a la taberna con la oreja
del toro que acababas de matar. Mi satisfacción y orgullo se acentuaron de
manera excelsa al ver a mi hija llena de emoción y alegría contenida, con los
ojos más vivos que le había visto hasta ese momento a lo largo de su corta
vida. Gracias Iván por habernos hecho participes de tan grata experiencia, por
emocionarnos, por buena gente, y por
gran torero que fuiste capaz de hacer de una niña de 10 años, una aficionada
convencida a día de hoy, que ayer lloraba desconsoladamente tu muerte junto a
su padre. Iván que Dios te acoja en su
gloria y sigas dando tardes de gloria en el cielo junto a tantos valientes que
estáis ahí arriba. Siempre te recordaremos en casa con el mismo cariño y afecto
que tú nos tuviste, hasta siempre
torero, hasta siempre amigo. D.E.P.
Os quiero decir algo desde mi más profunda ignorancia,
siempre he creído que de lo único que somos dueños como personas es de nuestro
dolor y cada uno debe de expresarlo o no a su manera, según le dicte su
corazón. Valoré y me sentí el aficionado más feliz del mundo cuando al día
siguiente de ocurrir semejante desgracia con el torero Víctor Barrio, mi torero,
Curro Díaz, hacia el paseíllo en Pamplona para homenajear a su compañero de
profesión y presentarle sus respetos después de pasar ese trance tan angustioso
y desagradable que le tocó vivir. Con esto quiero decir, que el hecho de que
Manzanares haya decidido en el día de hoy no hacer el paseíllo es que cada uno
administra su dolor y sus sentimientos de la manera que cree conveniente y
justa y no somos nadie para juzgar estas actitudes. Vamos a respetar los
sentimientos y el dolor de la las personas, y, en estos casos tan profundos
vamos a saber separar lo personal de lo profesional. Espero que nadie se
moleste por esta opinión tan sincera por mi parte.
Antonio Troyano.
Antonio Troyano.
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