La fiesta de los toros no es un espectáculo al uso, su grandeza radica en ser un trance entre la vida y la muerte.

sábado, 18 de enero de 2014


Adiós a un torero

 
Alfredo González dice adiós a los ruedos 

ENHORABUENA TORERO POR TU APORTACION A LA FIESTA DE LOS TOROS. 

Va por ti.



Paso a paso,
de puntitas muy andando
va citando,
con el ritmo zigzagueante
de gigante.
Y un ballet tan femeninamente macho
rasga fausto y vivaracho
el silencio tan sonoro,
mientras gira
y se escucha el ¡ája, toro!
¡mira, mira!


Con la bárbara lujuria
de la muerte que en su furia
compromete,
¡arremete
contestando al desafío entre comillas:
o le clavan banderillas
o si yerra
sus pitones él entierra!


Una incógnita al ambiente
merodea. Gambetea...
¡De repente,
donde el arte huele a muerte,
o donde ésta vierte y vierte
los efluvios de hábil arte,
donde el arte con la muerte
se confunden,
ya se le hunden
dos arpones en la piel!
Cuando aquél
que apenitas se sostiene
con las flacas puntas de sus Zapatillas,
¡Ha quedado
consumado
ese par de banderillas!

                                                                   Luis Castro Pérez