El pasado día 11 del junio, celebramos una tertulia de
un nuevo ciclo que hemos bautizado como: “Hablemos de toros”. El invitado en
esta ocasión fue nuestro amigo y compañero Alfredo Álvarez, hijo y nieto de
hombres del campo bravo; su abuelo, del mismo nombre, fue mayoral de un tal
Francisco “El Perdigano” y de Francisco Sánchez en tierras de Andujar, además
de ser un famoso cabestrero que destacó en estas labores en la zona. Su tío
Vicente fue mayoral durante 43 años en Flores Albarrán, su otro tío, el menor
de los hermanos, estuvo en casa de Arauz de Robles, y su padre, Antonio Álvarez, trabajó para Joaquín García “Joaquinazo” –padre- , Flores Albarrán, José
Antonio Garde y Giménez Indarte. El propio Alfredo también desarrolló tareas de
campo con Garde y Gabriel Hernández dirigida entonces esta ganadería por
Gabriel García Sánchez. Un árbol genealógico que no deja duda alguna de que estábamos
hablado de toda una estirpe de ganaderos.
Desde el inicio de la charla Alfredo centró el interés por
esta gente de campo un tanto olvidada y que tienen una función fundamental en
la cría de los toros de lidia, de hecho, llegó a aseverar que: aquel ganadero
que no tenga un hombre de confianza con cualidades y sabedor del toro en su
finca, estará, de alguna manera, perdido.
Nos comentó cual era la labor en la que más disfrutaba,
sin titubeo alguno se decantó por el apartado de las corridas. Alfredo que es
un enamorado del toro y del caballo –a la vez que buen caballista- clasificó al
tres sangres como el idóneo para trabajar entre estos animales, sin olvidar el
consejo de su padre que decía: “El caballo que sirve es el que vale”.
Confesó no sentir resentimiento por haber tenido que
dejar de trabajar en la ganadería brava por cuestiones, más que nada, de
seguridad laboral y económica.
La trashumancia fue otro de los temas abordados, la
dureza de esta actividad, ya casi desaparecida, y por otra parte la belleza y atracción
que aporta la naturaleza, el vivir en campo abierto, despertaba en él y los
presentes una imagen bucólica muy atractiva.
Con talante sincero contestó a todas las preguntas que
los presentes consideraron, y, tras firmar en el Libro de Honor de la peña,
cerramos un nuevo capítulo de esta casa que será recordado durante mucho tiempo.