Mi ruta de entrada a la Ciudad Condal desde la población donde resido, pasa habitualmente por la misma puerta de nuestra querida Monumental, así que son muchas veces, las que me recreo con su maravillosa presencia. Hace escasos días, con lágrimas contenidas y voz entrecortada, la majestuosa MONUMENTAL DE BARCELONA se dirigió a mí con un susurro de aliento, para trasmitirme un sentido saludo navideño para todos los aficionados taurinos y para los defensores de la libertad individual. En la sombría inactividad de sus facultades, la Gran Dama me relató con el gesto grave de sus facciones, la soledad y el abandono al que ha sido sometida por decreto. En vísperas como aquel que dice de cumplir su centenario, ya pueden ustedes hacerse una idea, cual es el estado de abatimiento psíquico que envuelve el ánimo de esta preciosa señora. Después de haber sido el punto álgido de esta gran ciudad, después de haber enamorado a las leyendas más importantes de la tauromaquia, después de haber sido utilizada para recaudar suculentos fondos económicos para distintos fines, después de haber sido la imagen más real de esta gran ciudad, un decreto, la condena por intereses partidistas al abandono más absoluto. La tristeza que invade su bello semblante, después de tanta entrega a la comunidad y de albergar en su regazo la representación más completa, sincera y variada de esta gran ciudad, marca sus facciones con arrugas maltrechas por un dolor sordo y opresivo. Es posible que los pueblos cambien, pero sin pasado no existe el futuro, y los cambios por decreto, no sustentan a largo plazo la historia real de una ciudad.
José Luis Cantos Torres, biógrafo de La Monumental de Barcelona. Autor del libro La Monumental de Barcelona "de Joselito el Gallo a Manolete"
16/12/2012.
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