La fiesta de los toros no es un espectáculo al uso, su grandeza radica en ser un trance entre la vida y la muerte.

lunes, 19 de junio de 2017

Carta póstuma de Antonio Troyano a Iván Fandiño

Querido Iván, aún recuerdo como si fuese ayer el agosto del 2014, cuando estabas en la cima del escalafón, toreaste en mi plaza, en la Feria de San Agustín, aquí en mi Linares. Había una gran expectación por verte y no fallaste. Yo desgraciadamente no pude ver ninguna de tus dos faenas y ver cómo paseabas aquellos tres trofeos conseguidos a ley a pesar de estar a     escasos metros de ti, en lo que hoy en día es mi casa... ¡La Taberna Taurina  Peña Paco Moreno!  Sentí mucho no poder estar presente en el coso de Santa Margarita aquella tarde, pero bueno, el trabajo es lo primero como estuvimos hablando tú y yo aquella mañana. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando al terminar la corrida mi pequeña María acudió a la taberna con la oreja del toro que acababas de matar. Mi satisfacción y orgullo se acentuaron de manera excelsa al ver a mi hija llena de emoción y alegría contenida, con los ojos más vivos que le había visto hasta ese momento a lo largo de su corta vida. Gracias Iván por habernos hecho participes de tan grata experiencia, por emocionarnos, por buena gente,  y por gran torero que fuiste capaz de hacer de una niña de 10 años, una aficionada convencida a día de hoy, que ayer lloraba desconsoladamente tu muerte junto a su padre. Iván que  Dios te acoja en su gloria y sigas dando tardes de gloria en el cielo junto a tantos valientes que estáis ahí arriba. Siempre te recordaremos en casa con el mismo cariño y afecto que tú nos tuviste,  hasta siempre torero, hasta siempre amigo. D.E.P.

Os quiero decir algo desde mi más profunda ignorancia, siempre he creído que de lo único que somos dueños como personas es de nuestro dolor y cada uno debe de expresarlo o no a su manera, según le dicte su corazón. Valoré y me sentí el aficionado más feliz del mundo cuando al día siguiente de ocurrir semejante desgracia con el torero Víctor Barrio, mi torero, Curro Díaz, hacia el paseíllo en Pamplona para homenajear a su compañero de profesión y presentarle sus respetos después de pasar ese trance tan angustioso y desagradable que le tocó vivir. Con esto quiero decir, que el hecho de que Manzanares haya decidido en el día de hoy no hacer el paseíllo es que cada uno administra su dolor y sus sentimientos de la manera que cree conveniente y justa y no somos nadie para juzgar estas actitudes. Vamos a respetar los sentimientos y el dolor de la las personas, y, en estos casos tan profundos vamos a saber separar lo personal de lo profesional. Espero que nadie se moleste por esta opinión tan sincera por mi parte.

Antonio Troyano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su comentario, una vez aceptado por el administrador de este blog será publicado.